Publicado originalmente en RBMA Radio Panamérika el 14 de enero de 2013.
La mención ocurrió hace treinta años, en 1983, cuando El Gran Combo de Puerto Rico llevaba 21 años de trayectoria y sus promotores decidieron ponerle así a un nuevo álbum. Para ratificarlo, se les vistió con togas y diplomas y se les fotografió a la entrada del principal recinto universitario de su país.
La mención no fue gratis. Estamos hablando de uno de los indiscutibles proyectos impulsores de la salsa, ese movimiento musical que de las fuentes del jazz, los sonidos afrocubanos y no pocos aportes de Puerto Rico, sellaría para siempre la identidad de la música caribeña. Y ahí ha estado ese combo, presidiendo y presenciando medio siglo de evolución no sólo de una orquesta, sino también de un género musical con formación, su compenetración con el público latino, su expansión por el mundo, sus bajones creativos y su peculiar resurgir. Y en todas esas olas salseras, estaría presente El Gran Combo, con su sonido bravo, auténtico y nunca pasado de moda.
La cosa inició en 1962, de la mano de Rafael Ithier, pianista que recién dejaba la agrupación Cortijo y su Combo, fundamental proyecto en la evolución del género, al llevar los sonidos tradicionales de la isla desde el barrio popular hasta los salones de baile de la élite. Cuando aún no era «el hombre de las patillas blancas», Ithier reunió a varios de sus antiguos compañeros, entre los que se encontraban el percusionista Roberto Roena (luego pieza fundamental de la Fania All-Stars) y el trombonista Epifanio Ceballos. Tras entrar a la radio y a la TV, arrancaría su trayectoria discográfica. Allí el éxito llegaría con accidentes, como ocurrió con Ancangana (Gema Records, 1964) cuya promoción se suspendería en Puerto Rico al coincidir con el asesinato del presidente Kennedy, dejando una orquesta cuyas grabaciones sonaban más en el exterior.
Y a pesar del duelo nacional, la potencia y la alegría del combo acabarían por imponerse en temas como «Acangana», una divertida invitación del cantante Pellín Rodríguez (1926-1984) a bailar y bailar antes de que muramos en un probable holocausto atómico. Y si morimos, queda la opción de reencarnar y seguir la gozadera.
Otro de sus primeros vocalistas sería el legendario y aún activo Andy Montañez, «El Niño de Trastalleres». Por su voz pasaron inolvidables éxitos de la orquesta, antes de dejarla en 1976. Y poco antes de irse grabaría el tema más sonado del Gran Combo: «Un verano en Nueva York», composición del cubano Justi Barreto dedicada a la colonia antillana en la Capital del Mundo. El temazo (y su enérgico timbal) aparecería por primera vez en el álbum 7 (EGC Records, 1975).
Ya reconocidos como la Universidad de la Salsa, los años ochenta traerían todavía más nivel. Un suceso especial es el álbum In Alaska: Breaking The Ice (Combo Records, 1984), producido durante una visita al extremo norte del hemisferio, remarcando el poco mundo que a estos boricuas les hacía falta por conquistar. De este álbum salió el bellísimo tema «Carbonerito», cantado por una alegre trinidad que aún hoy sigue acompañando al Combo: Charly Aponte, Jerry Rivas y Papo Rosario. Ah, y el videoclip es un lujo.
¿Y que son la Universidad de la Salsa? Bueno es decirlo y ratificarlo, más con la autoridad que tantas veces dan los años. Esto no es balada, esto no es rock. Esto es salsa, son y rumba. Esto tiene su truquito, esto no es llegué y pegué. Esto tiene sus añitos pa’ tocarse como es. Esto es la lección completa. Las anteriores son las frases condundentes del tema que dio título al álbum Arroz con habichuela (Sony Music, 2006), una fabulosa manera de celebrar su extensa trayectoria musical ¡Larga vida a ese Gran Combo!
Y para contar bien esta ilustre historia, acá van muchos más clásicos con los que les completamos el «cancionero universitario»:
La muerte (1963)
A mi manera (1964)
Ojos chinos (1964)
Jala jala (1964)
La calle dolor (1966)
Esos ojitos negros (1967)
Milonga sentimental (versión del clásico de Gardel, 1968)
Falsaria (1968)
Changó ta vení (1971)
Don Goyo (1971)
Julia (1972)
Los zapatos de manacho (1973)
La salsa de hoy (1974)
Vagabundo (1975)
Brujería (1979)
El menú (1981)
Se me fue (1982)
Gotas de lluvia (No me hagas padecer) (1982)
Y no hago más na’ (1983)
Azuquita pa’l café (1984)
La fiesta de Pilito (el gran clásico navideño del coro «A comer pastel, a comer lechón», 1985)
No hay cama pa’ tanta gente (1985)
Ámame (con su recomendadísimo videoclip, 1989)
Con eso (1997)
Que me lo den en vida (1998)
Me liberé (2001)